Muchas son las grandes empresas que luchan día a día por colocar su marca, sus productos y sus servicios en las manos de alguna de las casi 7,000 millones de personas que habitamos en el Planeta Tierra. Sus campañas publicitarias son intensas, sus esfuerzos de comercialización incansables y las negociaciones por parte de sus ejecutivos para que la marca aparezca aunque sea por unos segundos en películas, series y telenovelas es constante.
Muchas, como Coca Cola buscan utilizar un mensaje único, con el fin de posicionar su marca en la mente de los consumidores de los 5 continentes de manera similar. Y a través de los años, han logrado que sus empaques, envases, logotipos y etiquetas sean reconocidos por millones de personas de todos los rincones. Otras, incluyen información de su producto utilizando los idiomas más conocidos en una sola etiqueta. Todo con el fin de hacerse entender por todos los posibles consumidores.
Y aunque hoy por hoy, en definitiva hay marcas que los mercadotecnistas consideramos globales pues tienen presencia en casi todo el mundo, es sorprendente ver que quien ha logrado una verdadera globalización, es la veneración a María, la Madre de Jesús en sus distintas advocaciones.
Basta con llegar un día cualquiera a un Santuario Mariano como el de Fátima o el de Lourdes. Por igual verán ustedes que llegan peregrinos de distintos rincones del Planeta. Los hay jóvenes y viejos. Enfermos y sanos. Con peticiones y con acciones de gracias. Distintos idiomas, distintos colores de piel, distintos países de origen. Pero todos, eso sí, confiando en que Santa María será quien los escuche y lleve sus oraciones directo al Cielo.
Es sorprendente ver cómo al momento de rezar "El Rosario" se olvidan las diferencias de raza, color o lengua. Y si bien, es común que en estos sitios al momento de rezar se tenga que dividir cada misterio para poder cuando menos incluir un Ave María en el idioma de los muchos visitantes que ahí se encuentran, la unión de todos los fieles es algo especial. Pues aunque quien dirije el rezo tal vez lo haga en mandarín, inglés, italiano, español o francés, son miles las voces que en ese momento entienden el mensaje y al unísono elevan sus plegarias a la Virgen.
El Salve Regina une a todos. En ese momento no hay distinciones, no hay rencores, no hay enojos, no hay competencia. Por igual todos, vela en mano elevan sus voces. Y es que finalmente, los creyentes católicos somos casi una quinta parte del mundo y todos en un cierto momento buscamos acercarnos a María para que nuestras plegarias se escuchen.
¿Qué no darían las marcas por tener esa fidelidad de clientes?, ¿por tener las tiendas abarrotadas, así como los peregrinos abarrotan los Santuarios Marianos?, ¿por tener clientes que entiendan siempre el mensaje y que además, compran el producto ofrecido?............
Y aunque en los últimos años la Iglesia Católica se ha visto golpeada por distintas situaciones, es aquí, en los Santuarios Marianos donde descubrimos que 2000 años después la gente sigue creyendo, la gente sigue anhelando la salvación y la gente se reune para obtener distintos beneficios, siempre fieles a María, siempre seguros de que su mensaje es el verdadero y de que ahí encontrarán una respuesta a sus plegarias!
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